Comandanta Miriam
Buenas
noches, compañeras y compañeros.
Yo
también me toca platicarles un poco cómo es la situación de las mujeres antes
de 1994.
Desde
la llegada de los conquistadores sufrimos la triste situación de las mujeres.
Nos despojaron nuestras tierras, nos quitaron nuestra lengua, nuestra cultura.
Es así donde entró la dominación del caciquismo, terratenientes, entra la
triple explotación, humillación, discriminación, marginación, maltrato,
desigualdad.
Porque
los pinches patrones nos tenía como si fuera que somos el dueño de ellos, nos
mandaba a hacer todo el trabajo en las haciendas, sin importar si tenemos
hijos, maridos o si estamos enfermas. No nos pregunta si estamos enfermas, si
no llegamos a trabajar manda su muchacho o el esclavo, a dejar el maíz enfrente
de la cocina para que hiciéramos la tortilla para ellos.
Y
así pasó mucho tiempo, trabajamos en la casa del patrón. Molemos la sal porque
la sal no era así como ahora, la sal que viene así fina, sino que la sal que
antes usaban son grandes, son bolas grandes y lo tenían que moler las mujeres;
y llegaban a moler la sal para el ganado, y a sacar la cáscara del café cuando
es tiempo de cosecha de café. Si entra a las 6 de la mañana, sale a las 5 de la
tarde. Todo el día tiene que dejar listo los bultos de café que le toca hacer a
una mujer.
Es
así que trabajaron las mujeres. Así trabajaron las mujeres con maltrato, con
cargar el agua, y la miseria, o sea que le dan una paga miserable, sólo le dan
un puñito de sal o un puñito de café molido, es el pago que le dan a las
mujeres.
Y
así pasando los años que las mujeres sufrían, y cuando nosotros, cuando
nosotras, a veces lloran nuestros hijos y amamantamos a nuestros hijos, nos
gritan, nos burlan, nos insulta físicamente, que no sabemos nada, que somos
inútiles, estorbo para ellos. No nos respetan, nos usan como si fuera objeto.
Ellos
hacen lo que le da la gana a una mujer, porque escogen a las mujeres bonitas o
a las muchachas bonitas como su amante y dejar hijos por donde quiera, que no
le importa qué sufren las mujeres, lo trata como si fuera animal con sus hijos
que crecen sin padre.
Nos
venden como si fuéramos una mercancía, todo esto en el tiempo del
acasillamiento, nunca hubo descanso para nosotras.
Voy
a platicar un poco del acasillamiento. Acasillamiento es que llegan en las
haciendas o en el rancho, llegan con su familia y quedan ahí, y trabajan para
el patrón, porque los hombres son los que trabajan sembrar el café, limpiar el
café, cosechar el café, limpiar el potrero, sembrar el zacate, todo eso, hacer
la milpa, el frijolar, pero era para el patrón; los hombres trabajan eso.
Pero
aparte hay otra cosa que les puedo platicar, como el acasillamiento, aparte hay
que le decimos mozo o esclavos, que de por sí siempre va a estar en la
hacienda, mujeres y hombres. Pero esos hombres o mujeres que son esclavos o
mozos, que quedan ahí en la hacienda, son hombres y mujeres que a veces no tienen
familia. Llega una familia nada más a trabajar en esa hacienda y a veces
enferman el papá, la mamá, y muere, y quedan niños huérfanos y el patrón lo
toma esos niños y lo crecen ahí en la hacienda. ¿Y qué hacen esos niños? No es
porque lo adopta como hijo adoptivo sino como esclavo. Esos niños crecen y le
da ese trabajo, si tiene mascota el patrón, o sea tiene sus mascotas, el perro,
el mono, cualquier cosa de animales, y le da de cuidar a su mozo, lo cuida.
Donde va el mono ahí tiene que ir, ahí tiene que cuidar, tiene que bañar, tiene
que limpiar donde duerme, así pasa.
Ya
después, cuando hace fiesta el patrón, como antes llegaban los curas en las
haciendas grandes, y los patrones como lo bautizan sus hijos, o cumpleaños, o
casamiento de sus hijas en las haciendas, le da casamiento los curas. Ya
después hacen convivios y esos mozos les dicen que cuidara la puerta mientras
ellos están haciendo fiesta, conviviendo junto con sus compadres, sus amigos,
todo eso, mientras el mozo cuida la puerta, no lo deja entrar ni un perro ahí
donde se están conviviendo. Todo el día tiene que estar, según cuánto dura su
fiesta de un patrón.
Y
la esclava son ellas que hacen la comida, que lavan los platos, que cuidan el
hijo del patrón o cuida sus hijos de sus amigos de los patrones.
Así
vive la gente ahí en las haciendas, y no es porque le da de comer lo que comen
también en el convivio, sino que tienen que tomar pozol si hay pozol, frijol si
hay frijol, sólo lo que comen ellos mientras ellos comen cosas buenas, pero con
sus amigos.
Ya
después, cuando el patrón quiere salir a una ciudad, de su hacienda a una
ciudad que tiene que caminar 6 días, y se va el mozo, o si tiene hijos los
patrones, a veces tienen hijos pero son inválidos, el mozo tiene que cargar el
hijo del patrón a llevar a la ciudad. Y si vuelve a regresar en la hacienda la
patrona tiene que ir otra vez el mozo allá y traer otra vez a su hijo cargando.
Y
como cosechan café, todo lo que cosechan en la hacienda, y ese mozo tiene que
estar al tanto con las mulas, con los machos, no sé si conocen los caballos,
tienen que ensillar, desensillar su caballo del patrón, ordeñar el ganado y
llevar las cargas hasta en la ciudad donde vive el patrón. Si vive en Comitán
tienen que ir a dejar hasta en Comitán, sale en la hacienda y tiene que ir
porque le dicen que son arrieros. Y así sufrieron muchos hombres y mujeres
esclavas en ese tiempo.
Sí
hay matas de árboles frutales ahí dentro de la hacienda, si se trepan ahí a
cortar dicen que no lo dejan cortar, lo tienen que bajar echando chicote, no sé
si saben, el látigo, le pegan, no puede cortar las frutas sin permiso del
patrón porque todo lo que cosecha lo lleva a la ciudad. Es así que sufrieron
los hombres y las mujeres.
Después
de tanto sufrimiento de las mujeres o la explotación del acasillamiento, se
dieron cuenta los hombres de cómo los maltrataban a sus mujeres. Unos pensaron
que mejor salir de la hacienda de acasillamiento. Uno por uno fueron saliendo y
se refugiaron a las montañas porque
quedaron los cerros, o sea los finqueros no acapararon la tierra de los cerros,
sino quedó, y ahí se fueron a refugiarse. Como que pensaron que es mejor salir
para que no sigan sufriendo las mujeres en esa hacienda.
Ya
después cuando ya están en las montañas algunos pasó mucho tiempo así, y después
se dieron cuenta que es mejor juntarse y formar una comunidad, y así volvieron
a regresar en las montañas. Se juntaron, platicaron y lo formaron una comunidad
donde pueden vivir. Así formaron la comunidad.
Pero
otra vez cuando ya están en las comunidades, como el patrón, o sea el
acasillado trae otra idea, como lo trataron con el patrón los hombres, como que
traen arrasando malas ideas también los hombres, y aplica dentro de la casa
como el patroncito de la casa. No es cierto que se liberó las mujeres sino que
ya son los hombres que fueron el patroncito de la casa.
Y
otra vez las mujeres quedaron en la casa como si fuera cárcel, que no salen
otra vez las mujeres, quedaron ahí encerradas otra vez.
Ya
cuando nacen niñas no somos bienvenidas en este mundo, porque somos mujeres,
porque nació una niña, o sea como que no nos quiere. Pero si nace un varón
todavía festejan todavía los hombres, contentos se ponen porque son hombres. O
sea, trae una mala costumbre de los patrones. Así pasó mucho tiempo. Después,
como nacen las mujeres, es que como son inútiles las mujeres y si nace el niño
ellos pueden hacer todo el trabajo.
Pero
lo bueno, lo que hicieron, es que no perdieron para formar la comunidad,
empezaron a nombrar sus representantes de la comunidad, y empezaron a hacer
reuniones, convivieron juntos. Lo bueno es que no le quitaron esa idea, no le
quitaron sino que vinieron otra vez. Los patrones y la conquista quisieron
desaparecer su cultura, pero se equivocaron porque sí pudieron formar su
comunidad.
También
los hombres porque es el que manda en la casa y las mujeres es el que obedece
lo que dice el hombre. Y si te dice que vas a casar, es que vas a casar, o sea
no te va a preguntar si quieres casar con el hombre que te viene a pedir,
porque el papá ya tomó el trago, o sea ya tomó antes el trago y te obliga a
mandar con el hombre que no quieres.
Es
así como venimos sufriendo otra vez con los esposos, porque nos dicen que las
mujeres sólo sirven para la cocina, sólo sirve para atender el esposo, sólo
sirve para cuidar los hijos, y como los hombres de por sí no abrazan a sus
hijos, o sea no apoyan a las mujeres, sino que sólo te da tu hijo y qué le
importa cómo lo vas a crecer tu hijo. Y como -voy a hablar en la realidad como
pasó durante años- a veces las mujeres decimos que cada año nace un bebé, cada
año y medio nace un bebé, o sea como estaturitas crecen los niños, de un año,
al año y medio ya está otro, así, escaloncito crecen los niños. Pero el papá no
le importa si está sufriendo la mujer porque la mujer tiene que cargar leña,
tiene que hacer milpa, tiene que asear la casa, tiene que barrer, cuidar los
animales, tiene que lavar la ropa, tienen que cuidar el niño, el pañal, todo
eso, todo es trabajo de mujeres.
Por
eso decimos que sufrimos la triple explotación de la mujer, porque la mujer
tiene que estar a las tres o cuatro de la mañana en la cocina, dependiendo
cuántas horas lleva para ir a trabajar el trabajadero de los hombres, tienen
que levantar temprano para hacer el pozol, el café, el desayuno del hombre. El
hombre se va a trabajar, regresa en la tarde el hombre, quiere que ya está
cargado su agua, servido su agua donde va a bañar; baña el hombre, sale a
pasear, a jugar, la mujer queda otra vez en la casa todo el día, hasta en la
noche como esta hora no ha dormido todavía la mujer, hasta las 8 duerme la
mujer.
Y
es así que venimos sufriendo mucho. No le importa al hombre si estás enfermo,
cómo te sientes, no te pregunta y así pasó. Así vivieron en realidad, así
vivieron las mujeres, nosotros no echamos mentira porque lo vivieron.
Ya
después cuando vas en una iglesia o un centro ceremonial donde hacen fiesta van
también las mujeres, a veces va, pero con la cabeza agachada. O sea no debes
levantar tu cabeza, tienes que caminar así agachada, ni voltear en los lados,
tapar la cabeza con el rebozo así, como que así queda tu carita ahí.
Así
pasó mucho tiempo que lo traía arrastrando el hombre esas malas ideas, esas
malas enseñanzas. Así pasó, compañeros. Como que no somos nada. Como que sólo
los hombres sí pueden ser autoridades, pueden salir en las calles y pueden
participar.
No
había escuela. En algunas comunidades hubo escuela después pero tampoco no
fuimos a la escuela porque somos mujeres, no nos dejan ir a la escuela porque
si nos vamos a la escuela nos dicen que sólo vamos a buscar marido ahí, y mejor
aprender a trabajar en la cocina porque de por sí vamos a tener marido y
tenemos que aprender todo cómo atender un esposo.
Y
cuando nos pega, cuando nos insulta nuestro esposo, no podemos reclamar. Y si
pedimos auxilio con otras instituciones del mal gobierno son los más peores,
porque apoyan a los hombres, les dan más razón a los hombres y nosotros
quedamos calladas, humilladas, avergonzada por ser mujer.
No
tuvimos el derecho en la reunión de participar, que nos dicen que somos una
tonta, inútil, que no servimos para nada. Nos dejan en la casa. No tuvimos la
libertad.
Y
no hay atención a la salud, aunque había clínicas, hospitales del mal gobierno,
o sea como que no nos atiende porque no sabemos hablar la castilla, y a veces
nos regresamos y muchas mujeres y niños mueren de enfermedades curables porque
de por sí no somos nada para ellos, porque nos discriminan porque somos
indígenas, nos dicen que somos indios pata rajada, que no podemos entrar en las
clínicas, en los hospitales, porque no nos dejan, sólo le dan atención a otra
gente que son de dinero.
Todo
esto sufrimos en carne propia. Nunca tuvimos la oportunidad de decir lo que
sentimos por muchos años, por la enseñanza de los conquistadores y de los malos
gobiernos.
Es
todo, compañeros. Continúa la otra compa.